Al inicio de la pandemia surgieron múltiples aplicaciones móviles escalables con tecnología de rastreo promovidos por administraciones públicas y gobiernos con el objeto de gestionar y controlar la pandemia, generando datos personales e individuales como agregados. Los operadores de telecomunicaciones las pusieron en manos de las autoridades y organismos epidemiológicos y aunque no se compartía información personal se pudo comprobar que a través de los metadatos y la combinación de los mismos se podía obtener información personal y vulnerar los derechos fundamentales de las personas e incluso su propia seguridad. El noventa y cinco por ciento de las personas se pueden identificar fácilmente desde solo cuatro puntos de ubicación diferentes. Además, con las alianzas entre empresas tecnológicas y organizaciones farmacéuticas nace un cierto riesgo a la «mercantilización» de los datos con fines más espurios que no tendría porque coincidir con el principal interés público de la salud pública, y esto nos sitúa a la comunidad investigadora en el momento oportuno para reflexionar sobre la legitimidad del tratamiento de esos datos, los riesgos y su nivel de «anonimización» (y la más temida y advertida) «re...
At the beginning of the pandemic, multiple scalable mobile applications with tracking technology emerged, promoted by public administrations and governments with the aim of managing and controlling the pandemic, generating personal and individual data as aggregates. Telecommunications operators put them in the hands of epidemiological authorities and agencies, and although no personal information was shared, it became clear that through metadata and the combination of metadata it was possible to obtain personal information and violate people’s fundamental rights and even their own safety. Ninety-five percent of people can be easily identified from only four different locations). Moreover, with alliances between technology companies and pharmaceutical organisations comes a certain risk of ‘commoditisation’ of data for more spurious purposes that would not necessarily coincide with the overriding public interest of public health, and this places us in the research community at the right moment to reflect on the lawfullness of the processing of these data, the risks and the level of «anonymisation» (and the most feared and warned against) «re-identification», which cannot be completely avoided.
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