Migrations flows are not a brand-new phenomenon. Nonetheless, in these last years, the findings are worrying. In fact, at the end of the year 2016, a record was reached as the number of displaced people amounted to 65.6 million. In this connection, it must be stressed that the European continent has been particularly affected by this crisis. Bearing this in mind, we have to mention that some Member States of the European Union have adopted their own strategies, which -in some occasions- have deviated far from the position imposed by the mentioned international organization. At this juncture, it is relevant to examine the approach that the Court of Justice of the European Union has had in one particular case, which resulted in the long-awaited judgment rendered on September 6, 2017.
Los flujos migratorios no constituyen un fenómeno nuevo. No obstante, en la actualidad, los datos arrojados son alarmantes. De hecho, a finales del año 2016 se alcanzó un récord en la medida en que el número de personas desplazadas ascendió a 65,6 millones. En este sentido, debe señalarse que el continente europeo se ha visto especialmente afectado por esta crisis. Teniendo en cuenta lo anterior, debemos mencionar que algunos Estados Miembros de la Unión Europea han adoptado sus propias medidas, las cuales se han alejado -en ocasiones- de las premisas impuestas por la referida organización inter-nacional. Ante esta situación, es relevante examinar la postura que mantuvo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en un determinado caso que dio lugar a la esperada sentencia del 6 de septiembre de 2017.